Quiero que el primer artículo sea mi discurso en el Emplazamiento y Legitimacion del Poncho Santamariano, producido por Margarita Ramirez y el Tinku Kamayu. https://www.instagram.com/tinkukamayu/

Las integrantes de la cooperativa Tinku Kamayu me han honrado con esta distinción que también vivo con Agradecimiento y humildad, y que representa para mí una responsabilidad. 

¿Qué es ser padrino? Según el diccionario de la academia española, 

  1. Hombre que presenta y asiste a una persona que recibe un sacramento o un honor. 
  2. Hombre que acompaña a una persona en un desafío. 
  3. Persona que ampara y protege a otra.

La palabra poncho podría derivar de la palabra quechua punchu.

Y panchaw, día. 

Es la prenda original de toda América. Es la que elige Guadalupe para aparecer, que nos muestra su imagen en el poncho -o tilma- de Juan Diego.

Su catedral nueva, tiene forma de inmenso poncho, y así cobija a los que van.

Poncho: manta, abrigo, rebozo.

En México se les regala a los nacidos un rebozo, una manta, un poncho que les acompaña en la vida y los arropa cuando se marchan al silencio. 

De chico aprendí a decirle a sol “el poncho de los pobres”, por eso panchas -luz- me resuena fuerte.

Soy un chico de pueblo. Crecí en calle de tierra, me formé en la escuela pública. 

Soy director de orquesta, compositor, hago arreglos orquestales, he fundado una orquesta, he escrito libros…

¿Qué es lo que me relaciona con el Tinku, y con el magnífico poncho Santamariano?

Conocí a Margarita en el 2004 o 5, no recuerdo si en provincia de Buenos Aires o en Córdoba. Ella nos contó del Tinku, la cooperativa.

Me conmovió profundamente el origen que percibí espiritual, social, político, comunitario. 

Es decir profundamente artístico, expresivo, con raíces hondas en la memoria del pueblo.

Cuando las conocí, fue muy fuerte. 

Un gran compositor austriaco, Gustav Mahler, en una sinfonía habla del Eterno Femenino. Fue eso lo que sentí: un abrazo que viene de muy lejos en el tiempo, pero que yo estoy hecho para reconocer, porque es el abrazo pleno de amor y de dignidad de una humanidad que se realiza en lo cotidiano, en las pequeñas cosas de cada día. 

Es el abrazo que pone cada cosa en su lugar, porque ese abrazo tiene un susurro que te llama por tu nombre. Te llama por tu nombre y te mira a los ojos, te invita a estar presente en tu vida, en tu historia, por lo tanto en tu comunidad. Quería que todo el mundo conozca el Tinku, por eso allá por 2010, con mi hermano y algunos amigos les regalamos una computadora y un abono a Internet.

Siempre quise comprarme un poncho del Tinku Kamayu. 

Y de apurado, de estar siempre trabajando y corriendo detrás de mis sueños, no lo hacía. 

Hasta que llegó la pandemia. Tuve tiempo. Tuvimos tiempo. Y además sospeché que tal vez resultaría un abrazo pequeño pero oportuno de mí hacía ellas, que tanto dan.

Lo tuve y me abrigó, y me abriga.

Al regresar los conciertos, me llamaron nuevamente para dirigir en el teatro Colón de Buenos Aires y allá fui con mi poncho. Para mostrarlo, para ponerlo en un lugar destacado. También como un símbolo un poco pícaro,  de una “colonización “ al revés. El poncho estuvo en el escenario,  con los artistas de aquellos conciertos, en el palco presidencial, en el salón dorado…

Agradezco esta distinción, este honor que me hacen al nombrarme padrino. 

Me queda inmenso el nombre de padrino del Poncho Santamariano. No sólo porque debe haber gente que se lo merece más que yo, sino también porque creo que debe haber gente que puede hacer más por él, por ellas, que yo. 

Pero sobre todo me parece que me queda inmenso el nombre de padrino del Poncho Santamariano porque soy un ser humano, y él es un símbolo. El me apadrina a mí. 

Por eso amigos, quiero invitarles a apadrinar y apadrinar juntos a este Poncho que nos cobija y cuenta quienes somos.

En lo personal, de aquí en adelante,  cuando me pregunten “de donde vengo”, voy a poder decir sin dudas

Vengo de Santa Maria, de Lampacito, del Tinku Kamayu, del Poncho Santamariano. 

Muchas Gracias

Legitimación del Poncho Santamariano Margarita y Edgar
Con el Poncho Santamariano en la Torre Eiffel