vivaldi

Por Edgar Ferrer

En esta entrada vamos a desarrollar el multifacético oficio del músico que no solo se limita a componer, sino que además es instrumentista y pedagogo. Antonio Vivaldi es un ejemplo paradigmático de este tipo, plenamente inspirado por el aporte de la sociedad en la que estuvo inserto, donde se nutrió de la cultura y de su entorno, al tiempo que le devolvía a su medio su producción artística. 

Antonio Vivaldi y su modelo de cristalización cultural para componer piezas musicales

Vivaldi nació en 1678 y vivió entre fines del siglo XVII y comienzos del XVIII, en una ciudad única de Europa: Venecia. Por esos tiempos, Venecia era un polo comercial y cultural de gran importancia para el continente, por lo que el contacto cultural entre pueblos, a través de los mercados, era esencial en la vida citadina. Vivaldi, con su vida y obra, es el reflejo perfecto de su contexto, inspirado y a la vez influenciado por la ciudad, con sus instituciones, su gente y sus costumbres, porque Vivaldi fue mucho más que un compositor: se desempeñó como sacerdote, violinista, pedagogo y figura central en el tejido cultural veneciano.

Uno de los aspectos más fascinantes de su vida y que más rigió el desarrollo de su obra es su vínculo con el convento femenino donde era sacerdote y educaba musicalmente al conjunto de niñas que allí residía. El compositor les enseñaba, como parte de su educación, a tocar instrumentos de cuerda como el violín, la viola y el violonchelo.

Estas jóvenes instrumentistas no solo aprendían técnica y música, sino que también eran destinatarias de obras pensadas para su lucimiento personal y colectivo. En los conciertos de Vivaldi, cada instrumento tiene su momento de brillo: aunque sea en líneas simples, todos los instrumentos tienen uno donde destacan de forma individual

El aporte de Antonio Vivaldi al concerto grosso 

Ahora bien, uno de los aportes más destacados de Vivaldi es su desarrollo del concerto grosso. En términos de la arquitectura de la música, esta es una forma musical que surgió directamente de la experiencia de la danza. Venecia, durante el Barroco, fue un espacio de encuentro, esparcimiento y tertulia. Allí se fundó el primer café del mundo; y, sumado a la tradición del carnaval, que se remonta varios siglos atrás, estos espacios embebidos por la música y la danza fueron fuentes de inspiración con una riqueza cultural enorme, de las que Vivaldi se nutrió para componer sus obras. 

El medio que el compositor aprovechó fue el de los comerciantes y aristócratas que gobernaban la ciudad, más la atmósfera cultural de los bares y espacios de reunión, porque el destinatario de la música era siempre el público. El concerto grosso que desarrolló Vivaldi se nutrió, entonces, de las experiencias teatrales y musicales venecianas y de su experiencia al frente de la orquesta del convento femenino, porque Vivaldi entendió la forma musical como un reflejo de las estéticas de su tiempo.

 

El Barroco, un tiempo de avances tecnológicos que impulsó las nuevas formas musicales

El Barroco fue una época de grandes transformaciones culturales y artísticas en toda Europa: el mecenazgo de la aristocracia y de la Iglesia permitió que grandes artistas se cultiven y generen producciones en pintura, literatura, filosofía y música, apoyados, a su vez, por los avances en la ciencia y la técnica. 

En el ámbito de la música, Italia fue fundamental en la luthería de instrumentos de cuerda, lugar donde tuvo su centro de desarrollo, albergando a los más grandes luthiers del continente. Esta técnica se desarrolló rápidamente gracias a la temperación, es decir, la afinación tecnológica cromática correcta para que todos los instrumentos puedan tocar juntos. Con este desarrollo que permitió el concerto grosso muchos autores empezaron a florecer dentro de Italia y a escribir piezas destinadas a esta modalidad de representación. Algunos de ellos son Alessandro Stradella; Arcangelo Corelli y Giovanni Gabrieli.

La influencia de Vivaldi fue tal, que sus composiciones trascendieron fronteras: el compositor alemán Georg Friedrich Händel, radicado en Inglaterra, también comenzó a escribir concerti grossi y Johann Sebastian Bach, en Alemania, recibió el Concierto para cuatro violines de su coetáneo, lo arregló y lo transformó en su Concierto para cuatro claves

Imagen portada: Retrato de Antonio Vivaldi, autor desconocido, 1723. Museo Internazionale e Biblioteca della Musica.  

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